jueves, 3 de diciembre de 2015

DE LA PESETA AL EURO PASANDO POR LA CASILLA DE SALIDA.

Hubo, en los alrededores del año 2002, un acontecimiento que causó más de un ataque de ansiedad a multitud de españoles. Se trataba de la incorporación de España al euro. Había que dejar de pensar en pesetas para dar paso al pensamiento en euros.
Ya lo anticipaba y  daba el bombo correspondiente la noche de fin de año en TVE 1 con una audiencia de más de diez millones de españoles  los presentadores Ramón García y Paloma Lago (aquí). El euro se iba a incorporar en nuestras vidas. El uno de enero del 2002 todas las contabilidades, las empresas, las administraciones, el comercio y el público tendrían que hacerse con la moneda europea.
Los primeros quince días de ese año 2002 se distribuirían de forma masiva billetes y monedas en euros. La sociedad anónima Imprenta de Billetes o IMBISA fue constituida ya en el mes de noviembre del 2001 para la fabricación de los billetes de euros. Sociedad que estaba participada en un 80% por el Banco de España y un 20% de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
El Comisario europeo Pedro Solbes, (aquí y aquí) responsable y mensajero de Europa sobre la moneda única, manifestaba en septiembre del 2001, en una conferencia celebrada en Toledo, que se iban a poner en circulación quince mil millones de billetes y cincuenta mil millones de monedas de euro en los países acogidos a este cambio. El desglose de la producción por países de billetes lo podemos ver en el siguiente cuadro.
La Historia de la peseta, parte del año 1865 de una forma oficial, aunque ya en Cataluña y durante la Guerra de Sucesión, en el siglo XVIII, se acuñaban en plata a la que se llamaba peseta o lo que es lo mismo “piedrecita”. Ésta dejó de fabricarse en el 2001 con la entrada del euro. Se diría adiós a decenas de años de uso por los ciudadanos españoles. Quién nos va a decir que esas monedas recicladas pasarían a formar parte, en su fundición, de barriles de cerveza, tuberías para refrigeración y hélices de barco.
Sin embargo quizás unos no se acuerden u otros eran demasiado pequeños para saber porqué un euro equivale a 166,386 pesetas. Nos remontamos a junio de 1997 cuando el Consejo de la Unión Europea, que está compuesto por los Ministros de cada país de la Unión y que fue creado en 1958 con sede en Bruselas, así como los bancos centrales de las zona euro, fijaron el último día del año 1998, los tipos de conversión asignándole a la peseta ese valor.
¿Pero, qué repercusiones tuvo este cambio de moneda en España? Pues según expertos, una subida importante en los precios de los productos y sin embargo, ha habido una pérdida de poder adquisitivo de las familias ya que los sueldos no han subido en proporción.
Se tenía la tendencia de subir al alza los precios para su redondeo, a pesar que el Gobierno dijese por activa y por pasiva que no iban a cambiar. Así lo manifestaba la actual Reina de España en su labor periodística (aquí).
Quedaron lejos las declaraciones de “Los García” (aquí, aquí y aquí), series de dibujos animados, en plastilina, que apostaban por el euro y que en la práctica vemos, con los siguientes ejemplos, que no fue así:
-El salario medio en el año 2002 no llegaban a 20.000 euros anuales, según datos del INE o Instituto Nacional de Estadística. En el año 2009 estaba en poco más de 22.000 euros, o sea, una subida de casi un 14%.
-La subida de la inflación del 2001 al 2011 fue casi un 32%.
-Echar una partida en un centro recreativo pasó de 100 pesetas a un euro, es decir, un 66% de subida.
-Según la organización de consumidores de España CEACCU una barra de pan valía 45 pesetas antes del euro y ahora suele costar de media unos 50 céntimos, es decir 83 pesetas.
-Los productos de primera necesidad como carnes, aceite de oliva, bebidas, una tapa en un bar, la entrada al cine, la prensa, transporte público, etc. etc se encareció considerablemente.
En definitiva supuso un encarecimiento y un gran escollo para el mantenimiento de la economía en las familias españolas. Muchas parodias fueron creadas para tal acontecimiento.
Había que hacer, además, una modificación técnica en las máquinas expendedoras para adaptarse a la nueva moneda así como los cajeros automáticos de las entidades bancarias. Téngase en cuenta que la misión era abastecer de monedas y billetes de curso legal a doce países europeos con una población de más de 300 millones de habitantes. Ya desde el mes de septiembre del 2001 las entidades bancarias empezaron a acumular la moneda en todas sus vertientes.

Para terminar decir que si preguntamos a los adultos que vivieron esos momentos trascendentales del cambio de moneda (hoy en día las personas mayores aún hablan en pesetas y hacen sus cálculos mentales con ella) coinciden una alta proporción el “palo” tan duro que fue el cambio. La vida se hizo más cara. Los euros “vuelan”. ¡Enseguida se gastan!... Y un sinfín de afirmaciones todas negativas sobre la entrada de esta conflictiva palabra. Una palabra que algunas personas no saben ni pronunciar (aquí y aquí). ¿ENTONCES CÓMO ES QUE QUEREMOS ADAPTARNOS A ELLA?
EURO VS PESETA

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